Cómo el exceso de velocidad se convirtió en la otra catástrofe del año 2020

Durante las primeras semanas del cierre de COVID-19, las carreteras y autopistas estaban casi irreconocibles. Las calles, normalmente repletas de tráfico para ir y volver del trabajo, estaban prácticamente vacías salvo por algún trabajador esencial dirigiéndose al hospital.

Era lógico: muchos negocios estaban cerrados y se esperaba que la mayoría de la gente trabajara (y permaneciera) en casa.

¿Por qué, entonces, se produjo un aumento tan espectacular de las muertes relacionadas con el exceso de velocidad?

En los primeros días

En marzo de 2020, se dio a conocer la noticia de que se iba a decretar un confinamiento en todo Estados Unidos que afectaría al 96% de la población. Algunos recibieron la noticia con furia, otros la aceptaron a regañadientes, pero el hecho es que la orden de permanecer en casa se aplicó en todo el país. Como resultado, las carreteras se despejaron de una manera que la mayoría de nosotros jamás había visto.

Los primeros resultados fueron impresionantes: Nebraska reveló que en una sola semana el volumen de tráfico se redujo en un 35%, mientras que en algunas de las autopistas de California alcanzó el 55%. Las primeras conclusiones de estos datos hacían suponer que habrían disminuido el número de accidentes como consecuencia de la reducción del tráfico y en algunos estados así fue. En California, por ejemplo, se redujo en un 50% el número de choques.

Pero esto no quiere decir que no haya habido infracciones relacionadas con el exceso de velocidad en todo Estados Unidos. En Colorado, un motorista fue detenido por haber alcanzado una velocidad de 128 mph en una zona de 55 mph.

Una proporción aplastante

A finales de marzo de 2020, las cámaras de velocidad de la ciudad de Nueva York emitieron 24.765 infracciones por exceso de velocidad en un solo día, casi el doble de la media diaria durante el mes de febrero y a pesar de que había menos coches en circulación. De igual manera, en el estado de Minnesota se produjeron más del doble de colisiones y muertes relacionadas en accidentes automovilísticos que en el mismo periodo en años anteriores. Prácticamente la mitad de las muertes se debieron a la conducción negligente o peligrosa.

En otros estados se registraron menos accidentes en general, pero estos choques provocaron más víctimas. Las muertes por accidentes de carretera aumentaron en Massachusetts, mientras que las muertes de peatones en accidentes con vehículos aumentaron en Nevada y Rhode Island.

La explicación más probable de este caos generalizado es que el hecho de que hubiera menos vehículos en las calles, hizo que los conductores se envalentonaran y aprovecharan la ausencia y cantidad de vehículos, olvidando que los límites de velocidad existen para proteger a todos sin importar las circunstancias.

Un año después

Ahora que se cumple más de un año desde el inicio de las restricciones a la circulación relacionadas con el COVID, tenemos más estadísticas que revisar, y su lectura es desalentadora.

Las cifras muestran que hubo 42.060 fallecimientos relacionados a accidentes automovilísticos en el año 2020 en todo Estados Unidos: la mayor cantidad de víctimas mortales en la carretera en 13 años y un aumento promedio del 24% en comparación con el año 2019.

Este incremento representa el mayor aumento de muertes relacionadas con accidentes desde 1924, año en que se iniciaron los registros. Si se tiene en cuenta que la industria del automóvil despegó en la década de 1920, podría decirse que este último año ha sido el más mortífero para conductores y peatones desde la aparición del automóvil.

No se puede negar que el exceso de velocidad se ha convertido en una catástrofe nacional en sí misma, pero, ¿cómo se pueden evitar más muertes innecesarias mientras seguimos con la nueva normalidad?

¿Cero muertes por accidentes de tránsito en 2050?

Impulsada por los trágicos sucesos de 2020 y principios de 2021, la organización sin fines de lucro de Estados Unidos “National Safety Council” ha lanzado el movimiento Zero Traffic Deaths (Cero Muertes de Accidentes de Tránsito), que pretende erradicar las muertes en la carretera para 2050. Las medidas necesarias para lograrlo incluyen la reducción de los límites de velocidad, la prohibición de todo uso del teléfono móvil al conducir y la implementación de programas minuciosos en materia de seguridad de los peatones y ciclistas.

A medida que las empresas reabren y la gente empieza a volver a la oficina, se teme que los hábitos de conducción adquiridos en 2020 se mantengan incluso cuando las vialidades vuelvan a congestionarse. Con respecto a las estadísticas mostradas anteriormente, si esta tendencia continúa, es posible que veamos un número de accidentes sin precedentes, aún más alarmante.

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