La pandemia del exceso de velocidad que se ha apoderado de las carreteras estadounidenses en tiempos de COVID-19

Las medidas de distanciamiento social han hecho que los estadounidenses se queden en sus casas, por lo que se han vaciado los lugares de trabajo, los centros comerciales y zonas públicas que antes estaban llenas de gente.Lo mismo ha ocurrido con las vialidades del país.

Según la empresa de datos de transporte Inrix, al principio de la implementación de las medidas impuestas por las autoridades para evitar la propagación del virus COVID-19, el número de vehículos en circulación en todo el país se redujo en un 41% en comparación con los niveles anteriores a la pandemia. Los volúmenes de algunas de las autopistas más transitadas del país se vaciaron un 48% en Nueva York, un 45% en Los Ángeles y un 41% en Chicago.

Fuente: Inrix. Sinopsis del volumen de tráfico nacional de Estados Unidos de INRIX: Número 2 (21-27 de marzo de 2020)

Las vialidades vacías se convierten en circuitos de carreras

Ahora que las carreteras están más vacías, los amantes de la alta velocidad han aprovechado esta crisis sanitaria para convertir las vías en pistas de carreras. Según The Washington Post, el número de conductores imprudentes ha aumentado desde marzo, provocando un elevado índice de accidentes y muertes relacionadas con la velocidad.

Estamos recibiendo informes cada semana de docenas de conductores citados por viajar a más de 100 millas por hora. Es una condición insensata para viajar por nuestras carreteras, 

Michael Hanson, Director de la Oficina de Seguridad de Tráfico en Minnesota. Hanson también informó que durante los primeros 45 días después de que la orden estatal de permanecer en confinamiento entró en vigor, 42 personas murieron en accidentes de tráfico. La cifra duplicó las estadísticas para el mismo periodo en el 2019.

Fuente: Kare11 Video Reportaje Los policías estatales de todo el país han registrado constantemente una velocidad máxima de 130 mph (210 km/h).

El aumento de los informes sobre carreras de aceleración, competencias para batir récords de velocidad y un mayor número de accidentes relacionados con estas actividades, han preocupado a los organismos policiales de todo el país que buscan soluciones para proteger la seguridad pública en el marco de esta pandemia.

La tendencia es muy preocupante. En un momento de crisis nacional, los conductores no deberían convertir nuestras vialidades en circuitos de carreras.”, Catherine Chase, Presidenta de Defensores de la Seguridad Vial

Aunque la tendencia no sorprende, llega en un momento en el que la congestión del tráfico en las horas pico ha disminuido masivamente. Lo que realmente preocupa a los agentes que se encargan de hacer cumplir los límites de velocidad, son aquellos que conducen a más de 130 km/h en las calles de vecindarios donde los peatones y los ciclistas son habituales.

Conduciendo a mayor velocidad mientras se está más distraído

Otro factor de riesgo de esta crisis emergente es que los conductores no sólo se han vuelto más imprudentes, sino que también se distraen más. Según un estudio publicado por Zendrive, los automovilistas frenan más y utilizan más el móvil mientras conducen. Los datos sugieren que durante el mes de abril el exceso de velocidad aumentó un 27% más que la media, mientras que el uso del móvil en las carreteras del país se incrementó hasta un 38%. Además, los frenazos bruscos aumentaron hasta un 25% en comparación con los registros anteriores a la pandemia.

Fuente: Zendesk

En una época en la que los hospitales están sobrecargados y en la que el objetivo principal es atender a las personas infectadas por el COVID-19, este tipo de comportamiento se considera frustrante para muchos y se ha convertido en un tema clave para las fuerzas del orden.

Estas personas no solo están creando una situación de peligro para ellos mismos, sino también para los demás en un momento en el que Nueva York necesita todas las camas de hospital disponibles para atender a las víctimas del virus. Este comportamiento no sólo es estúpido, también es increíblemente egoísta.”, Sam Schwartz, ex comisario de tráfico de Nueva York.

¿Acaso el ocio es la causa?

Las organizaciones de seguridad pública locales y nacionales han empezado a buscar posibles explicaciones que puedan ayudar a crear estrategias para controlar este comportamiento. Jonathan Adkins, Director Ejecutivo de la Governors Highway Safety Association (GHSA por sus siglas en inglés), explicó que los conductores pueden tener la impresión de que, dada la situación actual, los agentes de policía no priorizan el respeto a las señales de tráfico; en particular, la velocidad y los altos.

Los recursos limitados y la reasignación de los servicios de seguridad para ayudar a satisfacer las necesidades de la crisis sanitaria que se vive actualmente, se mencionan también como posibles razones de la aparición de esta tendencia en las carreteras del país.

Para el psicólogo Emmanuel Robinson, director de estudios del Centro de Investigación sobre Transporte, Tecnología y Seguridad de Westat, este tipo de comportamiento puede no diferir mucho de lo que hacen normalmente los conductores de velocidad: “Podría ser el resultado del aburrimiento, que es una de las razones que suelen aparecer como justificación de por qué la gente excede los límites de velocidad. Quieren emoción; quieren el golpe de adrenalina que provoca”, explicó en una entrevista para el Washington Post.

Independientemente de si esto se hace para conseguir un subidón de adrenalina o como forma de lidiar con el estrés de la pandemia, el peligro que representa para el público debe ser abordado y atendido.

Por otro lado, los promotores de la seguridad vial y los agentes que velan por el cumplimiento de los límites de velocidad están empezando a presionar para que haya más educación y respeto en un esfuerzo por evitar más víctimas, y para gestionar mejor la situación a medida que algunos estados relajan las restricciones y las carreteras del país vuelven a tener un flujo de tráfico normal.

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