El origen de 5 piezas de equipo policial

El equipamiento policial moderno es muy variado, y abarca desde la simple porra hasta las cámaras corporales de alta tecnología y los radares de mano. Pero, ¿qué tanto sabe sobre el origen de estas herramientas? He aquí cinco herramientas policiales de uso cotidiano y las sorprendentes historias de sus orígenes.

Aunque rara vez pensamos en los orígenes de estos artículos, cada uno tiene su propia historia. Algunos fueron desarrollados por civiles, otros por militares y otros por empresas. Algunos se inventaron para el mismo uso que tienen hoy en día, mientras que otros se crearon con un propósito completamente diferente y se adaptaron posteriormente para su uso policial. He aquí cinco piezas cotidianas del equipamiento policial y sus sorprendentes historias de fondo.

TASER

El TASER se ha convertido en un arma no letal básica de la policía moderna. Aunque algunos países han prohibido o restringido su posesión, están ampliamente disponibles en los Estados Unidos. Las TASER no se consideran armas de fuego según la legislación estadounidense, lo que significa que son legales para su uso policial en los 50 estados y legales para su posesión por parte de los ciudadanos en 48 (actualmente su posesión está restringida en los estados de Hawaii y Rhode Island).

El TASER fue desarrollado en EE.UU. por un investigador de la NASA llamado Jack Cover, que empezó a trabajar en el dispositivo en 1969, produciendo un modelo funcional cinco años después, en 1974. El héroe de la infancia de Jack Cover era un inventor de ficción llamado Tom Swift, por lo que bautizó su invento como Tom A. Swift Electric Rifle, o TASER para abreviar. El modelo original utilizaba pólvora para proyectar sus dardos de electrodos, por lo que en un principio se clasificó en EE.UU. como arma de fuego. Sin embargo, la empresa no tardó en remodelar el dispositivo para utilizar pequeños botes de gas nitrógeno como propulsores, por lo que el TASER ya no se considera un arma de fuego.

TASER es técnicamente una marca propiedad de Taser International. Cualquier producto similar fabricado por otra empresa debe denominarse con el nombre genérico de “pistola paralizante” o “arma eléctrica conducida” (CEW por sus siglas en inglés). Un informe de 2011 del Instituto Nacional de Justicia de Estados Unidos mostró que 15.000 departamentos de policía y agencias militares utilizan TASER en ese país. A nivel internacional, el TASER es un dispositivo aprobado por algunos países, pero en otros no; en Reino Unido, la policía ha tenido acceso a ellos desde 2003.

PINCHA LLANTAS

El pincha llantas es una tira utilizada por la policía para pinchar las llantas de los vehículos que huyen, y es un gran ejemplo de una idea antigua. Las tiras de pinchos se basan en los abrojos, que son púas de metal utilizadas para clavarse en los pies de los soldados o de sus caballos. El primer uso registrado de los abrojos se remonta al año 300 antes de Cristo.

La banda de púas moderna se patentó en la década de 1940 y era un dispositivo que se desplegaba manualmente. Antes de esto, la policía sólo podía detener a otros vehículos mediante el uso de pesadas barreras, cuyo despliegue era tan lento que requería tener conocimiento previo del lugar donde se encontraría el vehículo. La única alternativa era utilizar los coches de policía para formar controles de carretera, lo que tenía evidentes implicaciones de seguridad. La banda de púas pinchaba los neumáticos del vehículo de forma que se desinflaban lentamente. Esto hacía que el vehículo redujera su velocidad gradualmente y no volcara, girara o se estrellara

En 1990, Donald Kilgrow y el ingeniero de diseño Mel Pedersen desarrollaron una versión actualizada del dispositivo. Esta versión es más parecida a la que se utiliza hoy en día, con púas metálicas huecas y desmontables colocadas en una base de aleación de nylon flexible. Esta versión se seguía desplegando manualmente; posteriormente, en 2006, se patentaron las tiras de púas de despliegue automático.

CHALECOS ANTIBALAS

El uso de la armadura se remonta a la historia escrita y el hombre ha intentado protegerse de las balas desde la aparición de las armas. El primer intento registrado de fabricar un “chaleco antibalas” específico se remonta a 1538, en Italia. Pero si hablamos de un chaleco antibalas moderno, entonces hablamos del Kevlar.

El Kevlar fue descubierto por una investigadora llamada Stephanie Louise Kwolek, en 1971. Esta investigadora trabajaba con una solución de polímero cristalino líquido que presentaba unas propiedades sorprendentemente útiles. Podía transformarse en una fibra sintética que al tejerse se convertía en un textil increíblemente resistente. Este nuevo tejido tenía una resistencia a la tracción cinco veces superior a la del acero. Cuando se produjo el descubrimiento, Kwolek trabajaba para DuPont, que presentó el producto al mundo con el nombre de Kevlar. Inmediatamente llamó la atención del Instituto Nacional de Justicia (NIJ por sus siglas en inglés), que rápidamente concluyó que el chaleco antibalas de Kevlar podría ser usado cómodamente a diario por los agentes de la ley estadounidenses y permitiría salvar vidas.

Sin embargo, el Kevlar no es lo último en blindaje balístico. Se sigue investigando en torno a los “sólidos blandos” o fluidos no newtonianos, que son ligeros y flexibles en reposo pero se vuelven increíblemente resistentes en caso de impacto. Sin embargo, por ahora, el Kevlar sigue siendo el material preferido para el blindaje balístico de las fuerzas policiales de todo el mundo.

MACE Y GAS PIMIENTA

En 1964, una joven profesora fue asaltada en las calles de Pittsburgh. La profesora resultó ser la colega de una profesora de ciencias llamada Doris Litman, que estaba casada con Alan Litman, un autodenominado inventor y titular de varias patentes fallidas.

Doris y Alan se pusieron a pensar sobre un dispositivo que hubiera protegido a la amiga de Doris. Querían algo de bolsillo pero mucho menos peligroso que una pistola. Después de experimentar con toda una serie de productos químicos irritantes y sistemas de liberación de los mismos, finalmente se decidieron por la cloroacetofenona, envasada en un bote de aerosol que permitía rociar fácilmente al atacante al tiempo que mantenía el producto químico alejado de la persona que sostenía el bote. Así fue como nació el Chemical Mace.

Al igual que el TASER, Mace es técnicamente una marca comercial. La marca Chemical Mace fue comprada por Smith & Wesson en 1987 y luego fue adquirida por Jon E. Goodrich bajo el nombre de Mace Security International, propietaria actual de la marca. Aunque aún se habla del uso del “gas lacrimógeno“, el uso del gas lacrimógeno químico ha caído en desuso y la mayoría de los policías portan en su lugar un spray de pimienta de alta concentración. Esto se debe, en parte, a que el gas lacrimógeno es menos eficaz ante personas que están bajo los efectos de las drogas o el alcohol, mientras que el spray de pimienta sigue siendo muy eficaz.

PISTOLAS DE RADAR

La historia del radar de velocidad comienza en una empresa aeronáutica y un defecto de diseño. La Grumman Aircraft Corporation estaba desarrollando un avión anfibio durante la Segunda Guerra Mundial, que acabaría convirtiéndose en el PBY Catalina. Desgraciadamente para Grumman, el Catalina dañaba su tren de aterrizaje al pisar la pista de aterrizaje. Necesitaban de un dispositivo que midiera la velocidad de hundimiento del avión al aterrizar.

John L. Barker Sr. y Ben Midlock fueron los encargados de desarrollar un radar para el ejército. Construyeron una unidad de radar Doppler utilizando latas de café que soldaron para crear resonadores de microondas y las instalaron al final de la pista de aterrizaje, apuntando directamente hacia arriba. El aparato funcionó como estaba previsto, midiendo el Catalina al aproximarse.

Después de la guerra, Barker y Midlock probaron el radar en la autopista Merritt en el Estado de Connecticut. En 1947, la policía estatal de Connecticut utilizó el dispositivo para realizar estudios de tránsito, y en 1948 el Estado de Nueva York comenzó a utilizarlos también. En 1949 se empezaron a poner multas por exceso de velocidad en función de las mediciones registradas por el aparato y el resto, como se suele decir, ya es historia.

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